viernes, 12 de febrero de 2016

FUNCIONAMIENTO CEREBRAL Y EMOCIONES

Gracias a los nuevos avances en el conocimiento del funcionamiento cerebral sabemos qué estructuras son responsables de nuestra conducta, de nuestra forma de pensar, sentir, etc…Las investigaciones en neurociencia que se están llevando a cavo en la actualidad van dirigidas a formar seres más felices, ya que nos encontramos en una era donde es difícil que las nuevas generaciones encuentren, en este escenario global, acelerado, lleno de estímulos, diversificado, y desorganizado, una manera racional y autónoma de regular sus sentimiento y sus conductas. 

En materia educativa podemos afirmar que unas prácticas educativas deficitarias implicaran un déficit en las Funciones Ejecutivas, es decir, en el control de los impulsos, en la resolución de problemas, en la regulación emocional, etc.. que afectaría notablemente en la formación de nuestra personalidad. En cambio, unas prácticas educativas adecuadas, que favorezcan el buen desarrollo de las Funciones Ejecutivas, ayudará al niño a desarrollar su propia autonomía, construyendo una voluntad que no es innata, que depende del desarrollo y que constituye un factor crítico en la madurez social. Es la función esencial porque permite regular el comportamiento por metas lejanas. Consiste en no dejarse llevar de la impulsividad, para poder evaluar el impulso y decidir si es adecuado o no. 

Esta es una capacidad imprescindible para el desarrollo de la inteligencia. Nos permite concentrarnos en una tarea, mantener las metas y evitar las distracciones. 
Somos capaces de anticipar o imaginar el futuro. La inteligencia ejecutiva propone objetivos, elabora proyectos y diseña planes para realizaros. Mediante los proyectos transformamos todas nuestras funciones psicológicas. El lenguaje tiene un importante papel en la formulación de metas y en la supervisión de su ejecución. A partir de las metas elegidas podemos desarrollar las capacidades necesarias para realizarlas, mediante el entrenamiento. 
    Parar el impulso y dirigir nuestra conducta hacia metas lejanas, hacia nuestra VISIÓN (inteligencia ejecutiva) “Quién tiene algo porqué vivir será capaz de soportar cualquier cómo”,

Hay niños y adultos que son muy lentos en comenzar una tarea, y les cuesta movilizar la energía necesaria para mantenerla. La activación forma parte importante de las funciones ejecutivas, porque nos permite aprovechar los recursos mentales y físicos. La educación de la perseverancia, la capacidad de soportar la frustración y de aplazar la recompensa, son esenciales para el desarrollo de la inteligencia humana. 
Educación Emocional
La función que tiene mayor peso en la gestión emocional son las Funciones Ejecutivas, éstas maduran progresivamente y son influenciables por el ambiente, por esta razón desde nuestras prácticas educativas tenemos que marcar como objetivo prioritario, la enseñanza de la gestión emocional, entendiendo que son tan importantes las emociones llamadas positivas y las llamadas negativas aunque intentando potenciar las primeras en detrimento de las segundas.

Las emociones y lo sentimientos son realmente relevantes en los procesos de razonamiento, toma de decisiones y relaciones sociales. Según Antonio Damasio, “el hecho de que los sentimientos sean acontecimientos mentales nos ayuda a resolver problemas no rutinarios que implican creatividad, juicio y toma de decisiones que requieren la presentación y manipulación de enormes cantidades de conocimiento” (Damasio, Antonio. 2005).
Las emociones intervienen en el aprendizaje de comportamientos cooperativos implicado a la corteza orbitofrontal, un déficit en dicha área puede provocar dificultad en la ejecución de conductas cooperativas.
Conclusiones
Es muy importante tener objetivos, saber planificar, llevar a cabo estos planes y saber también evaluar los resultados, pero para ello hay que afrontar las dificultades que puedan surgir y aprender de los errores (precio-recompensa), para ello debemos desarrollar y estimular nuestras Funciones Ejecutivas.

La impulsividad, la hiperactividad, el descontrol, la falta de atención, etc. es un problema que afecta a muchos niños y niñas en la actualidad, por lo que el desarrollo de los sistemas ejecutivos es una tarea imprescindible. La toma de decisiones adecuadas requiere autocontrol, flexibilidad cognitiva, planificación o perseverancia. Como el desarrollo del lóbulo frontal depende de la interacción social, el proceso educativo resulta clave en la maduración del individuo.





















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