Cuántas
veces hemos escuchado: ¡Qué niño tan torpe!, sin saber las
consecuencias que esa simple frase pueda llegar a tener, ya que poco
a poco ese mismo niño encontrará las evidencias necesarias para
autoafirmarse en la idea "Qué torpe soy" y así se verá y se
mostrará a los demás.
Sin
embargo debajo de esa conducta "torpe" que alguna vez pudo
ocasionar la caída de un vaso de agua o la rotura de un juguete, se
esconden múltiples formas de ser, lo que podemos denominamos el iceberg de
las conductas.
Si
buscamos bajo ese iceberg todas esas habilidades, conocimientos y emociones que subyacen
y las hacemos presentes, encontraremos evidencias de la grandiosidad
de esa persona, de su humanidad, su sinceridad, su buena
disposición,etc De este modo contribuiremos al desarrollo de una
autoestima positiva en el niño que le haga sentir valioso y poderoso.
También se ha denominado por otros autores como LA PIRÁMIDE NEUROLÓGICA, donde nuestra conducta es tan sólo la mínima parte visible ante los ojos de los demás, sin embargo, debajo se encontraría, el porcentaje más cuantioso,formado por nuestras creencias, valores,etc que conforman nuestra identidad, invisible a los demás y a veces también a nosotros mismos, por lo tanto un cambio en esos pensamientos, valores, creencias etc, que subyacen conllevaría a un cambio en nuestra conducta.
Por ello durante el primer trimestre hemos estado trabajando en el aula con nuestros alumnos/as, CONDUCTA/IDENTIDAD, a través de diferentes juegos y actividades. Como por ejemplo EL JUEGO DE LA SILLA, en el cual el tutor/a, durante la asamblea, coloca una silla enfrente del grupo y explica el juego. Les dice que todos los alumnos/as, uno a uno, se van a sentar en ella y todos los compañeros/as de su clase le van a decir algo positivo, muy concreto(recordemos que se trata de un grupo del segundo nivel de E.Infantil): “Tienes un color de pelo muy bonito”, “Me gusta como vistes”…. A modo de ejemplo, puede empezar el tutor/a sentándose en la silla y pidiendo uno a uno que les digan algo que les guste de él/ella, cualquier característica sirve, siempre que sea positiva: el color del pelo, la voz, los pendientes, la risa, la forma de hablar…
Los/as que se sientan en la silla no pueden comentar nada, solo escuchar lo que dicen sus compañeros/as.
Después se establece un debate con el objetivo de hacer ver que todos/as tenemos cosas positivas, que a todos/as nos gusta sentirnos aceptados/as y queridos/as por los demás, y que es bueno decir a los demás, siempre con sinceridad, aquello que nos gusta y que nos parece positivo.
Una variante de esta actividad solemos realizarla cada mañana en la asamblea. El encargado del día realiza su propio dibujo en la pizarra portátil, con la ayuda de los compañeros, y escribe su nombre, sentado en la silla de encargado, va escuchando uno a una las alabanzas de sus compañeros y compañeras. Finalizamos esta actividad dándole un gran aplauso a dicho encargado y haciendo hincapié en lo especial que es y cuánto lo queremos.
Al finalizar la jornada, le regalamos un cuadernillo confeccionado con los dibujos que le han realizado sus compañeros para llevárselo a casa y compartir con su familia.
Recordemos, ¿Cómo podemos fomentar la autoestima de nuestros alumnos/as?
- Mostrando un rostro amable y haciendo ver que se les acepta.
- Haciéndoles notar que nos sentimos a gusto con ellos/as.
- Elogiando de manera concreta (“Me gusta como has usado los colores en este dibujo, sobre todo la combinación del rojo y el azul”).
- Haciendo saber cuando sus comportamientos están teniendo un efecto positivo sobre los demás.
- Compartiendo con ellos/as nuestros sentimientos y el porqué de nuestros enfados y/o alegrías.
- Evitando interrogar a los niños/as tímidos/as. Mientras no se logre su confianza, habrá que conformarse con que nos escuchen o nos respondan con monosílabos.
- Animando a expresar ideas diferentes a las nuestras.
- Permitiendo en la medida de lo posible que hagan las cosas a su manera, sin pisotear los derechos de nadie.
- No ridiculizando ni avergonzando.
- Tratando de que se enfrenten a sus responsabilidades.
- Procurando plantearles las actividades de forma que obtengan éxitos.
- Compartiendo con ellos/as nuestras creencias ya que para ellos/as, somos un referente muy importante y así les ayudamos al entendimiento del mundo que les rodea.
- Ayudando a plantearse objetivos razonables y alcanzables.
COMPLETAMOS
ESTA ACTIVIDAD CON LA PROPUESTA DE LA LECTURA EN CASA DE LA FÁBULA
"EL
ELEFANTE ENCADENADO", QUE PODRÁN REALIZAR LAS FAMILIAS CON SUS
HIJOS/AS POSTERIORMENTE A TRABAJAR CON ELLOS EN UNA REUNIÓN PEDAGÓGICA: CONDUCTA/IDENTIDAD, EN LA QUE SE INCLUIRÍA LA PRSENTACIÓN DEL ICEBERG Y LA DINÁMICA DE LOS NUEVE PUNTOS.
"Cuando
yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de
ellos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el
elefante que, como más tarde supe era también el animal preferido
de otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de
un tamaño, un peso y una fuerza descomunales...Pero después de la
actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante
siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo
con una cadena que aprisionaba sus patas. Sin embargo, la estaca era
sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos
centímetros en el suelo. Y aunque la madera era gruesa y poderosa,
me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo
con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir.
El misterio sigue pareciéndome evidente.
¿Qué
lo sujeta entonces?
¿Por
qué no huye?
Cuando
era niño, yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores.
Pregunté entonces por el misterio del elefante...Alguno de ellos me
explicó que el elefante no huía porque estaba amaestrado.
Hice
entonces la pregunta obvia:"Si está amaestrado, ¿por qué lo
encadenan?".
No
recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con
el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca...
Hace
algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había
sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:
"El
elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca
parecida desde que era muy, muy pequeño".
Cerré
los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la
estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó,
tiró y sudó tratando de soltarse.Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo
consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.
Imaginé
que se dormía agotado y al día siguiente lo volvía a intentar, y
al otro día y al otro...Hasta que, un día, un día terrible para su
historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.
Ese
elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque,
pobre, cree que no puede.
Tiene
grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de
nacer.
Y
lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese
recuerdo.
Jamás,
jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza.
Todos
somos un poco como el elefante del circo: vamos por el mundo atados a
cientos de estacas que nos restan libertad.
Vivimos
pensando que "no podemos" hacer montones de cosas,
simplemente porque una vez, hace tiempo lo intentamos y no lo
conseguimos.
Hicimos
entonces lo mismo que el elefante, y grabamos en nuestra memoria este
mensaje: No puedo, no puedo y nunca podré.
Hemos
crecido llevando este mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y
por eso nunca más
Volvimos
a intentar liberarnos de la estaca.
Cuando,
a veces, sentimos los grilletes y hacemos sonar las cadenas, miramos
de reojo la estaca y
Pensamos:"No
puedo y nunca podré".
Esto
es lo que te pasa, vives condicionado por el recuerdo de una persona
que ya no existe en ti, que no pudo.
Tu
única manera de saber si puedes es intentarlo de nuevo poniendo en
ello todo tu corazón...¡¡¡Todo tu corazón!!!.
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