En
el Libro VII de la República, Platón nos presenta el mito de la
caverna. Éste describe a unos hombres que desde
niños fueron encadenados para vivir en el fondo de una cueva, dando
sus espaldas a la entrada de la misma. Atados de cara a la pared, su
visión está limitada y por lo tanto lo único que ven es la pared
de la caverna sobre la que se reflejan modelos o estatuas de animales
y objetos que pasan delante de una gran hoguera. Con la ayuda de un
hombre superior uno de los hombres huye, el camino a la salida es
difícil pero finalmente sale a la luz del día, la luz lo
deslumbraba, le producía ceguera momentánea y dolor, espera a que
fuera de noche para irse acostumbrando a la tenue luz que refleja la luna, luego la luz del día al amanecer y, finalmente pudo
adaptarse a la luz del sol. Entonces se dio cuenta, de que había
vivido engañado toda su vida, con las imágenes reflejadas en el
fondo de la cueva, regresa a la caverna diciendo que las únicas
cosas que han visto hasta ese momento son sombras y apariencias y que
el mundo real les espera en el exterior, le toman por loco y se
resignan a creer en otra realidad, ellos solamente creen en la
realidad de las sombras que se reflejan en el fondo de la caverna.
No es que quiera filosofar, pero es un sentimiento que me invade al ponerme en contacto con esta nueva visión del mundo que me ofrece la I. Emocional.
Alguna vez he sido criticada, pero no importa, me siento como ese gran visionario que vio la luz por primera vez, quiso contárselo a sus semejantes y todos lo tomaron por loco.
ES POSIBLE. Existe una realidad diferente, sólo hay que salir de " tus nueve puntos" y arriesgarte a navegar, a alcanzar nuevos horizontes, objetivos realistas que te vas marcando y con rigor y responsabilidad ves alcanzados.
Sin duda esto fue lo que me ocurrió hace ya cuatro años cuando inicié mi andadura por los caminos de la Inteligencia Emocional en el ámbito educativo a través de los cursos que ofrecía el CEP de Lebrija (con A. Alfonso como padre de este proyecto) y dónde pude conocer grandes profesionales, como Alberto Ortega(coaching y experto en I.Emocional) y Manolo Deco, que continúan guiando nuestros pasos en la construcción de esta "Catedral " a través de la implantación de la I. Emocional en las aulas(PIIE).
La felicidad de mis alumnos y su gran motivación, en este clima de confianza y seguridad que hemos creado, son mi mejor testigo de que se puede alcanzar el éxito académico a través de las herramientas y estrategias que te ofrece trabajar la I. Emocional en el aula de una manera planificada y rigurosa, con metas y objetivos cuantificables y que empoderan a los alumnos/as en la creencia "Si puedo, lo voy a conseguir", frente al desgaste y desmotivación que supone trabajar algo que aparece en un libro y que un maestro determinado quiere que aprenda o realice. No es una crítica, simplemente no pueden emplear unas estrategias que desconocen. Así que, si realmente queremos tener resultados positivos en nuestros alumnos, si queremos cambiar nuestra realidad: ¿De quien depende?
Ser PROACTIVO está en tu mano, déjate guiar.
Totalmente de acuerdo. Cuando sales fuera, y ves esa luz, esa otra realidad y te colocas esas gafas q te hacen verlo todo de otra forma ,te das cuenta que hay otra forma de hacerlo, otra forma de vivir ....y que con ella, se es mucho más feliz.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Cuando sales fuera, y ves esa luz, esa otra realidad y te colocas esas gafas q te hacen verlo todo de otra forma ,te das cuenta que hay otra forma de hacerlo, otra forma de vivir ....y que con ella, se es mucho más feliz.
ResponderEliminarEfectivamente, todo depende del color del cristal con que se mire.
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